No me puedo creer que no preguntes por mí, que no despierte tu curiosidad, que no sientas atracción. ¿Pero me has visto bien? Guardo una gran historia en mi interior. He acogido gente maravillosa, de extraordinario y contrastado gusto internacional. Puedo dar una sensación inicial de una cierta solidez ¿quizá excesiva? Pues te aseguro que como casi todas mis coetáneas soy de aquellas sólidas casonas gallegas que albergaron también sólidas familias a lo largo de años y años, no debes temerme, soy muy acogedora y, en el fondo, coquetona. Casonas habitadas por abuelos, padres, hijos y siempre algún que otro sobrino. Gente acostumbrada a dialogar con la tierra, con los animales, con el sol, con las heladas y tormentas, gente que conoce la dureza del trabajo físico, la dureza del ahorro y la buena administración y también conocen la recompensa y la vida recta, les sobraba la parafernalia, como a mí. Mi belleza está en la ausencia de adorno, en la pureza de líneas, en geometrías simples. Me he permitido alguna licencia que tienes que venir a conocer.

En mi interior albergo dos viviendas completas de tres dormitorios cada una de ellas, además de un amplio bajocubierta perfectamente habitable como gran dormitorio, estudio, etc. con salida directa a unas impresionantes e inspiradoras vistas.

El entorno inmediato, mi propia finca, se trata de una finca de 4.000 metros cuadrados, en la que encontrarás magníficos hórreos, diversas construcciones con asadores, pequeña casa multiusos, caseta para aperos, etc. acequia, una mina de agua, piscina, árboles frutales y la posibilidad de desarrollar el proyecto que más te atraiga.

El entorno exterior a nuestro propio recinto es extraordinario. No te voy a contar sobre él, tienes que venir a conocerlo. ¿Y los vecinos? Ese es mi otro tesoro. La extraordinaria calidad de la buena gente de esta mejor tierra.

¿Qué te gusta, además, hablar de negocios? Bien, pues llámame y hablaremos pero aquí, porque yo necesito de lo auténtico, de lo real y eso está aquí, conmigo. Y si definitivamente, al conocerme, te gusto auténticamente, llegaremos a un acuerdo y estoy dispuesta a casarme contigo para siempre y daros a ti y a los tuyos lo mejor de mí. Aquí te estoy esperando, sabrás disculparme si no me acerco a visitarte.